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Consensos sobre los feminismos

Diálogos sobre los feminismos negros, descoloniales y antirracistas. ¿Con qué saberes y herramientas podemos cuestionar las relaciones de poder y las intersecciones de género?

Tiempo de lectura: 22 minutos

El movimiento feminista ha estado marcado por fracturas, desacuerdos y polarizaciones. Así lo escribió la activista Gloria Jean Watkins, conocida por su nombre de pluma bell hooks, en El feminismo es para todo el mundo.

bell hooks narra cómo en los inicios de la década de 1970 unas mujeres abrazaron fuertemente la corriente reformista y concentraron todos sus esfuerzos en lograr una igualdad de género dentro del sistema existente. Otras se identificaron como agentes de poder, ignorando los contextos de opresión y victimizando a otras mujeres por su condición socioeconómica.

bell hooks comparte sus ideas sobre el feminismo desde una posición de lucha antirracista en un contexto geopolítico particular como el estadounidense. Trascendiendo el lugar geopolítico, su visión es importante porque define al feminismo como “(…) un movimiento para acabar con el sexismo, la explotación sexista y la opresión”. Así podemos identificar cómo el sexismo sistémico institucionalizado y el patriarcado han perpetuado la dominación y sus diversas violencias.

Para la autora, el problema no se trata de lograr una igualdad de género en términos laborales, sino de luchar conjuntamente para cambiar los pensamientos sexistas propios y enfrentar las diversas opresiones por clase, raza y orientación sexual. Esta lucha conjunta y transformación propia demandan una toma de consciencia que implica no solo a las mujeres, sino a los hombres. También a las personas con diversidades sexo-genéricas.

En el prólogo de su libro traducido al español, la activista y teórica del feminismo descolonial Ochy Curiel interpreta así las palabras de bell hooks: el feminismo debe “(…) llegar también a los hombres, para que se hagan conscientes de su sexismo y renuncien a sus privilegios masculinos”.

Los consensos sobre el feminismo de bell hooks nos ubican en la visión de un movimiento que busca transformar la cultura del privilegio, la dominación y el poder del sistema patriarcal, de la discutible idea sobre la movilización social por meritocracia, en una construcción social basada en la comunidad y una democracia social que no discrimine por raza, género y clase.

La descolonialidad como opción política —según la investigadora y docente Yetzy Urimar Villarroel— surgió en la respuesta de los países africanos y asiáticos frente a las pretensiones coloniales y neocoloniales de las potencias mundiales. Durante las décadas de 1960 y 1970, en América Latina se tomaron como referentes las ideas promovidas por el Movimiento de los No Alineados para crear corrientes que cuestionaban la dependencia económica y cultural al Norte.

Ese desafío a los discursos hegemónicos de occidente desde Abya Yala continuó, transformándose profundamente desde la década de 1980 hasta nuestros días. Villarroel relata cómo ese desafío se ha alimentado de la necesidad de construir perspectivas propias, autónomas y conscientes que cuestionan la colonialidad y la califican de elemento central para sostener la modernidad occidental.

Inspirada en el concepto de colonialidad del poder de Aníbal Quijano —que expone a la raza como categoría de clasificación social en la colonización— y la noción de interseccionalidad de los feminismos negros estadounidenses —feminismos de mujeres negras y de color desde posiciones de subalternidad, que exponen las opresiones en la relación de clase, raza, género y sexualidad—, la filósofa y activista feminista de origen argentino María Lugones propone un análisis a partir del sistema moderno-colonial de género.

Lugones fue la primera en introducir la descolonialidad en el feminismo para explicar cómo las feministas occidentales hegemónicas encubren al sistema de género colonial, en el que el género es considerado “como imposición y producción colonial” y -en palabras de Yuderkys Espinosa Miñoso- se soporta en una clasificación social por raza.

A partir de esta conceptualización de género y raza, personas blancas colonizaron a quienes no eran considerados propiamente humanos sino parte de un orden natural; a quienes se les podía domar y explotar desde una dicotomía jerárquica que —de acuerdo con Yuderkys Espinosa Miñoso— contrapone la civilización y la barbarie.

Lugones cuestiona la lógica categorial porque esta fragmenta la realidad, simplifica, homogeniza y separa al concepto asignado a la mujer. Por ello es vital desmontar esa reducción de aquellas categorías que se han construido en términos de los dominantes a través de la intersección de colonialidad, modernidad y el concepto de mujer, que ha sido fusionado con blancura, capital, colonia y heterosexualismo.

La reducción de las categorías dominantes desdibuja las relaciones de poder, de dominación y explotación. Entonces la interseccionalidad es el eje de discusión, “(…) porque en los análisis y prácticas del feminismo de color y raza no es ni separable ni secundaria a la opresión de género sino constitutiva de esta”.

En su lectura sobre los postulados de Lugones, la antropóloga uruguaya Laura Mercedes Oyhantcabal argumenta que no se debe hacer un uso descontextualizado de la interseccionalidad

Aunque la interseccionalidad visibiliza las múltiples opresiones —aparte del patriarcado—, Oyhantcabal nos explica por qué es clave diferenciar su impacto en las mujeres y cómo éste difiere según las especificidades históricas en “función del cruce de los ejes de subordinación: género, raza, clase, nacionalidad, sexualidad, etc. (…) No se trata de una suma de ejes, sino de conformar nuevas perspectivas sobre la opresión y la resistencia”.

Yuderkys Espinosa Miñoso plantea un paso más allá en la construcción de un feminismo descolonial: cuestiona a la misma interseccionalidad para poder afianzar un pensamiento antirracista y descolonial.

La experiencia de colonialidad en Abya Yala difiere de las vivencias de las feministas antirracistas estadounidenses. Por ello, Yuderkys Espinosa nos invita a continuar caminos propios que permitan comprender e interpretar “(…) eficazmente, la relación entre la opresión/dominación de las mujeres y el racismo”:

Sobre esta matriz, la socióloga Betty Ruth Lozano agrega:

Yuderkys Espinosa considera que esta perspectiva enfrenta a la visión eurocentrista y también cuestiona el análisis homogeneizador que persiste en la razón feminista en América Latina, en la que el género impacta a todo el conjunto de mujeres sin tener en cuenta las condiciones sociales, culturales y económicas diversas.

En su artículo El feminismo no puede ser uno porque todas las mujeres somos diversas, la escritora Betty Ruth Lozano nos comparte los hallazgos de su investigación en el que las mujeres negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras en el Pacífico colombiano —que han sido construidas desde la subordinación y la emancipación de los discursos coloniales como el “otro” — desarrollan propuestas subversoras de este orden social que las oprime por su condición racializada y de pobreza a partir de acciones colectivas y comunitarias para exigir derechos.

Las mujeres cuestionan las categorías de género y patriarcado defendidas por el feminismo colonial. En palabras de Betty Ruth Lozano, el concepto de género no ha tenido en cuenta la intersección raza y clase. Junto al etnocentrismo y el patriarcado, se ha subordinado los conocimientos de otras “cosmogonías” que se salgan del universo occidental.

Las mujeres tejen formas de pensar, de saber y de ser a partir de la resistencia. Contrario a la imposición de la geopolítica del conocimiento, los cuerpos-territorio que fueron colonizados sí producen conocimientos y perspectivas propias.

Según Curiel, bell hooks plantea un feminismo visionario y radical que cuestiona directamente los privilegios del sistema patriarcal y la reproducción del sexismo, sin negar que —por supuesto— estos han beneficiado a los hombres en términos de dominación masculina, pero que no los convierte en los únicos perpetuadores al haber también mujeres que han reproducido el racismo en el sistema en nombre de su libertad.

 

bell hooks lo narra de la siguiente manera:

El feminismo reformista se convirtió en un medio para la movilidad de clase; les permitía liberarse de la dominación masculina en el trabajo y tener un estilo de vida más independiente. Aunque no se había acabado con el sexismo, podían maximizar su libertad dentro del sistema existente y podían contar con la existencia de una clase más baja de mujeres subordinadas explotadas que harían el trabajo sucio que ellas se negaban a hacer.

La relación efectiva entre clases y raza permitió a las feministas negras y de color de EE. UU. visibilizar a un sujeto subalterno y racializado, que ha sido producido por la empresa colonizadora y el programa moderno ilustrado a través del capital y la superioridad blanca.

El subalterno es un sujeto político con conciencia de raza que se enfrenta y cuestiona al colonialismo

Yuderskys Espinosa ha definido al feminismo descolonial como un “espacio abierto al diálogo y en revisión continua (…) que construye y produce ideas constantemente”. Este cuestiona al racismo articulando voces subalternas, no hegemónicas, que siempre han estado allí, que impactan y transforman aquellas interpretaciones de la opresión histórica solo en clave de género.

Aporta el cuestionamiento de los privilegios de raza y de clase, y de las posiciones de jerarquía, porque busca comprender las opresiones de “modo complejo, multidimensional y no fragmentado”. Aboga por la lucha común con todas las personas de la comunidad, no solo mujeres, porque todos los cuerpos de las comunidades han sido marcados por la matriz de la opresión y la violencia.

El feminismo reformista como estilo de vida

¿Qué entendemos por subalternidad?

¿Qué entendemos por feminismo descolonial?

¿De qué trata el feminismo descolonial y antirracista?

bell hooks

bell hooks

Yuderkys Espinosa Miñoso

Yuderkys Espinosa Miñoso

José María Barroso

Yuderkys Espinosa Miñoso

El feminismo debe “(…) llegar también a los hombres, para que se hagan conscientes de su sexismo y renuncien a sus privilegios masculinos”.

" [La interseccionalidad] no se trata de una suma de ejes, sino de conformar nuevas perspectivas sobre la opresión y la resistencia"

bell hooks ofrece una fuente de conocimiento potente que nos invita a preguntar, desaprender y comprender cómo impactan las diversas opresiones desde una propia perspectiva como la del feminismo descolonial y antirracista.

"¿Qué sucede cuando las mujeres que han sido arrojadas al orden social más bajo, que padecen en sus cuerpos la inequidad, el racismo, la discriminación, la violencia y el desplazamiento forzado, reinventan sus luchas para enfrentar esa exclusión histórica?"

Al poner el énfasis en una ética de apoyo mutuo e interdependencia, el pensamiento feminista nos ofrece un camino para acabar con la dominación y, al mismo tiempo, cambiar el impacto de la desigualdad. En un universo donde el apoyo mutuo sea la norma, puede haber momentos en los que no todo sea igualitario, pero la consecuencia de esa desigualdad no será la subordinación, la colonización ni la deshumanización. 

Desde una mirada que no desprende el estudio del racismo del estudio de la opresión de género, podemos enlazar los compartimentos separados en donde se les ha colocado en el análisis y dar cuenta de por qué no se trata ya de intersecciones o entre cruzamientos sino de una misma matriz, la matriz moderno-colonial racista de género.

El cuestionamiento al proyecto modernizante y emancipatorio europeo nos lleva a cuestionar todas las relaciones sociales inscritas en la matriz colonial de poder. Descolonizarse significa un desprendimiento epistémico del conocimiento europeo, pensar la propia historia, (…) la propia liberación, pero con categorías propias, desde nuestras propias realidades y experiencias. Pensar también toda la compleja estructura de relaciones que se entretejen en la matriz colonial.

Diálogos sobre el feminismo descolonial

Diálogos sobre el feminismo descolonial

Miradas críticas a

la interseccionalidad

Si las feministas del Norte han necesitado de la figura de la «mujer del tercer mundo», las feministas (blanca/mestiza, burguesa) del Sur han necesitado y han trabajado activamente por construir su «Otra» local para poder integrarse en las narrativas criollas de producción europeizante de los estados-nación latinoamericanos.

La violencia epistémica es tal que la «mujer del tercer mundo» queda atrapada doblemente por la colonización discursiva del feminismo de Occidente que construye a la «Otra» monolítica de América Latina, y por la práctica discursiva de las feministas del Sur, quienes, estableciendo una distancia con ella y, al mismo tiempo, manteniendo una continuidad con la matriz de privilegio colonial, la constituye en la otra de la Otra.

¿Qué entendemos por

colonialidad discursiva?

Este texto es una adaptación de la memoria del documental interactivo “En la piel de Abya Yala. Nuevas narrativas para transformar las experiencias migratorias de mujeres latinoamericanas y racializadas en España”.

 

Imágenes: Freepik

Para profundizar más sobre los feminismos negros, descoloniales y antirracistas, te invito a consultar a las autoras citadas en esta publicación:

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